Una fecha clave, el 26 de febrero de 1964, sirve como punto de referencia para el director Carlos Benpar en "Al final de la vida", un documental cuyas imágenes operan como una instrumento para retener e inmortalizar a los cómplices de su pasión por el cine, Orson Welles y Victorina Para, su madre.
Rodado pocos meses antes de su muerte, en 1993, Victorina revive la vocación cinematográfica de su hijo, ganador de dos premios Goya, y avivada desde su más temprana infancia con obras de Ingmar Bergman como "Fresas salvajes" (1957), y de Samuel Fuller, como "La casa de bambú" (1955).
Al salir de la sala donde vio "El proceso", la primera pelÃcula en la que se interesó por el nombre del director, le dijo a su madre que querÃa dedicarse a hacer cine, aunque fue cauto y le aseguró que seguirÃa trabajando en la empresa que frecuentaba entonces "para que no se asustara", explicó Benpar
"Cuando supe que a mi madre le quedaban seis meses de vida, le hablé de rodar una pelÃcula juntos sobre su vida y mi infancia en torno al cine y no le sorprendió", ha asegurado el realizador, quien vio en la gran pantalla una forma de retener a la persona que más apoyó su dedicación a este arte.
"En lo único que creo es en el cine y esta pelÃcula era una forma de retenerla" porque, como dijo su madre cuando murió, una de las leyendas del séptimo arte, "los actores no mueren nunca porque coges una pelÃcula y los ves".
FotografÃas de su niñez y diferentes fragmentos de las cintas que más le impactaron en su infancia acompañan a las impresiones de Victorina, aunque montados por un orden "imposible de entender", según el cineasta, ya que "viene dado porque las pelÃculas no sólo son importantes en sà mismas, sino por lo que significaron para mà ese dÃa".
El documental se proyecta allá donde lo pidan y, salvo excepciones, cada 26 de febrero, un dÃa que casualmente coincide con el cumpleaños de su madre, con quien veÃa la pelÃcula cada año desde que aparecieran los reproductores domésticos.
Organitza: Ateneu Torrellenc